Una ola emocional al ritmo de Dash Berlin

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Por @Karen_Estrada

Cuando llegué a la Arena Ciudad de México me sentía como quinceañera. El corazón me latía a mil por hora y me sudaban las manos. Estaba totalmente emocionada. No, no era la primera vez que vería a Dash Berlin pero eso parecía. Al caminar por los pasillos, pude escuchar “el llamado” de los beats que provenían desde dentro. Una nueva experiencia musical estaba a punto de ser escrita. En las pantallas que están por todo el recinto, pude ver que Zaa ya estaba tocando. Noté que había más seguridad que en otras ocasiones pues había más puntos de revisión. Después de pasar el último, me quitaron mi boleto y me colocaron un sello en el brazo. ¿Habrá alguna manera de que podamos conservar el boleto? Ojalá que pronto la encuentren.

zaa

Al entrar a la pista, ya había gente frente al escenario: levantaban las manos y bailaban. Minutos después, Zaa tocó For an Angel de Paul van Dyk. ¡Todo un clásico! La gente lo reconoció y emitió un grito. Más tarde, se escuchó Rapture y canté como lo hicieron algunos más. Uno de los pocos mirreyes que me topé, me miró con desaprobación. Espero que haya sido porque no tengo la voz de Nadia Ali y no porque él no conociera el track. Entonces Zaa comenzó a condimentar su set. Cuando sonó XIING, recordé que este DJ había preguntado en Twitter si alguien tenía peticiones y que recalcó “No olviden que es warm up”. ¡Vaya warm up! Mi cuerpo ya bailaba con soltura ante una bien pensada selección de tracks que incluía Timebomb, su gran éxito que todos corearon. Desde 2010 no había escuchado un set de este DJ; en aquella ocasión, él también había sido telonero de Dash Berlin en la entonces Carpa Neumática. Al recordarlo, fue inevitable darme cuenta de lo mucho que ha crecido. ¡Buen trabajo, Zaa, nos hiciste cantar y bailar muy sabroso!

nava

Después del set de hora y media con el que nos deleitó Zaa, era el turno de Jorge Nava. La gente lo recibió con calidez. Hacía casi una semana, lo había visto tocar en el FSOE 300 México. Lo que presencié esta vez me dejó más satisfecha. Me fue evidente cómo este DJ disfrutaba cada track: a veces levantaba la mano, otras tocaba una guitarra imaginaria y otras más cantaba con bastante feeling. La parte que, personalmente, me atrapó más fue cuando tocó Neon de Sander van Doorn pues es casi imposible escapar de sus “chifliditos” característicos. Conforme transcurría su presentación, el alcohol corría cada vez más hasta que la gente comenzó a aventar cerveza. Siempre me he preguntado por qué la desperdician. Si ya no quieren beber, no lo hagan pero tampoco la avienten; bien podrían donarla a algún amigo sediento. Nava siguió tocando y nos puso a bailar a todos con su Bulldozer. Poco después, comenzó una parte muy sabrosa cuando los XX se hicieron presentes con unos beats muy disfrutables. La reacción de la gente me hizo recordar que no todos tenemos los mismos gustos; los demás querían algo más “atascado”. Minutos más tarde, Nava se despidió del público. ¡Un aplauso para estos dos teloneros! Disfruté mucho ambos sets, lo cual hacía que la siguiente presentación pareciera aún más prometedora. Mi cuerpo estaba totalmente preparado para recibir al headliner.

mexico 2013

Entonces se hizo un desacertado silencio que la gente llenó con rechiflidos. En el escenario había personas que no paraban de mover cables y ajustar el equipo. Minutos después, en las enormes pantallas que enmarcaban la torna, apareció un reloj que marcaba 15 minutos en cuenta regresiva al ritmo de un sonido tribal. Hubiera sido un acierto que lo colocaran en cuanto Nava se despidió para evitar la laguna musical. Mientras el tiempo transcurría, muchos aprovechamos para correr al baño; otros más, para regresar a sus lugares y algunos otros, para comprar bebidas. En este momento, la Arena Ciudad de México estaba a reventar; nunca la había visto tan llena. La pista estaba colmada de gente; incluso las gradas que casi tocaban el techo estaban al full. La expectativa general aumentaba conforme la cuenta regresiva se acercaba a cero.

lleno

¡Cinco, cuatro, tres, dos, uno! La Arena emitió un gran grito de emoción mientras los celulares destellaban en la oscuridad. Mi corazón se aceleró y una sonrisa iluminó mi rostro; estoy segura que varios experimentaron lo mismo. Mientras sonaban varios fragmentos de algunos éxitos de Dash Berlin, en las enormes pantallas que enmarcaban las tornas aparecieron varias imágenes de este DJ en el D.F.: el Zócalo, el Ángel de la Independencia, las calles… nuestras calles. Entre esta ola de emoción, apareció Dash Berlin. Ante esta imagen sonriente vestida de blanco, mezclilla y tenis rojos, la Arena se cayó en un grito. Todos sucumbimos ante él y, a partir de este momento, estuvimos a su merced.

mixtecas

Las siguientes cuatro horas fueron muy intensas y emotivas. Me dediqué a disfrutar cada beat y a vivir la experiencia al máximo. “We are the lucky ones, we are, we are!”… sí, fui muy afortunada de estar ahí esa noche. Pude corear If I lose myself, D#Fat Out Of Heaven y Like Home mientras veía a Dash derrochar toda su energía en el escenario. Más tarde, aparecieron Jonathan Mendelsohn, Christina Novelli y Emma Hewitt; cada uno fue recibido con mucha calidez y junto a ellos cantamos tracks como Steal You Away, Jar Of Hearts y Waiting. Una de las partes más emotivas del show fue cuando Dash presentó a un grupo de mixtecos y nos recordó, en español, por qué estábamos ahí esa noche: para ayudar. Después, la música continuó apoderándose de nosotros y tomó forma a través de nuestros movimientos que fluían al ritmo de Ease My Apollo Lights, Lethal Industry y Born Slippy. Ya entrada la madrugada, Dash me lanzó un gancho al corazón cuando tocó Young and Beautiful de Lana del Rey; entonces cerré los ojos como si, al hacerlo, encapsulara cada sonido en mi mente para guardarlo en un recuerdo. Cuando dieron las 3 am parecía que todo este ensueño musical estaba a punto de concluir. Por fortuna, Dash nos regaló algunos minutos más y, después de tocar Reverie, regresó para deleitarnos con Man On The Run y su 4 am remix a Till The Sky Falls Down. Entonces la Arena enloqueció en gritos, aplausos y brincos. Escuché a alguien exclamar con euforia “¡Cerró como los grandes!” y así fue.

dash chris

Me quedó claro que la gente tiene razón al decir que Dash ya no es el mismo de antes. En sus primeras visitas a México, éramos pocos quienes conocíamos su trayectoria y su música y éramos aún menos quienes teníamos una foto con él o un autógrafo. Hoy su alcance es muchísimo mayor. No, no tiene que gustarle a todos. Confieso que antes de este evento, tenía muchos sentimientos encontrados pues pasé de ser una mega fan de este DJ a la negación, una negación que ahora no tenía sentido pues, como pueden percibir, me atrapó de inicio a fin: me volvió a enamorar. Ahora ya no es mi Dash (el de unos pocos)… ahora es nuestro Dash, el de quienes compramos sus tracks, de quienes asistimos a sus eventos, de quienes nos emocionamos y conmovemos con sus canciones, de quienes votamos por él en las estaciones de radio y de quienes, a pesar de lo que digan los demás, no le perdemos la pista. Esta noche fue un regalo emocional para todos nosotros, un regalo que atesoraré por siempre.

todos elenco

 


2 comentarios

Gerardo · 22 agosto, 2013 a las 9:54 PM

Todo bien excepto en la parte que dices que «nunca habías visto tan llena la Arena cd. de Mex.» eso es mentira, estuvo ya poniéndonos generosos a 85% de su capacidad, yo la he visto mucho mas llena en dos eventos pasados, ASOT 600 y Tiësto!

Lily · 22 agosto, 2013 a las 10:46 PM

Excelente narración Karen, yo por problemas económicos no pude asistir al concierto, me dio risa lo del Mirrey de seguro no conocía la canción…

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